27.1.08

LA SENTENCIA
Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.
Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperdaor lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.
Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:
Cayó del cielo.
Wei Cheng, que había despertado, lo miró con perplejidad y observó:
Que raro, yo soñé que mataba a un dragón así.

Wu Ch'eng en (c. 1505 c. 1580).

TEMOR DE LA COLERA
En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho eso, respondió:
Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.
Ah'med el Qalyubi, Nanadir.

UN MITO DE ALEJANDRO
¿Quién no recuerda aquel poema de Robert Graves, en el que se sueña que Alejandro el Grande no murió en Babilonia, sino que se perdió de su ejército y fue internándose en el Asia? Al cabo de vagancias por esa geografía ignorada, dio con un ejército de hombres amarillos y, como su oficio era la guerra, se alistó en sus filas. Así pasaron muchos años y en un día de paga, Alejandro miró con algún asombro una moneda de oro que le habían dado. Reconoció la efigie y pensó: yo hice acuñar esta moneda, para celebrar una victoria sobre Darío, cuando yo era Alejandro de Macedonia.
Adrienne Bordenave, La modificntion du Passé ou la seule base de la Tradition (Pau, 1949).

UN DIOS ABANDONA A ALEJANDRIA
Sitiado Antonio por las tropas de César, se cuenta que en aquella noche, la última, cuando la ciudad de Alejandría estaba en el mayor silencio y consternación con el temor y esperanza de lo que iba a ocurrir, se oyeron gradualmente los acordados ecos de muchos instrumentos y gritería de una gran muchedumbre con cantos y bailes satíricos, como si pasara una inquieta turba de Bacantes: que esta muchedumbre partió como del centro de la ciudad, hacia la puerta por donde se iba al campo enemigo; y que saliendo por ella se desvaneció aquel tumulto feliz, que había sido muy grande. A los que dan valor a estas cosas les parece que fue una señal dada a Antonio de que era abandonado por Baco: aquel Dios a quien siempre hizo ostentación de parecerse, y en quien singularmente confiaba.
Plutarco, Las vidas de los varones ilustres.

HISTORIA DE LOS DOS REYES Y LOS DOS LABERINTOS
Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un gran rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró el socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía un laberinto mejor, y que si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: «¡Oh rey del tiempo y sustancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso».
Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde pereció de hambre y de sed. La gloria sea con Aquel que no muere.

R. F. Burton, The Land of Midian Revisited (1879)



Todos estos textos los he tomado de la antología de literatura fantastica de Borges y Bioy Casares, que contiene "cuentos breves y fantásticos" de distintas épocas y lugares, snif son autenticas joyas como esta, que es de mis favoritas :

Chuang Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Herbert Allen Giles, Chuang Tzu (1889)

De la que ya habia hablado en este blog.

11.1.08

Mis batallas favoritas de la mitología: Un pequeño apunte final.

Cronos destrono a Urano y Zeus destrono a Cronos, ¿Quién nos asegura la supremacía de Zeus en el universo?
Pues bien hace unos meses les platicaba de Prometeo (y también al hablar de la titanomaquia), su historia no acabo con su liberación a manos de Heracles, retomémosla.


Cuando Heracles iba en camino al jardín de las Hespérides libero a Prometeo de la roca a la que estaba encadenado, este en agradecimiento le revelo el modo de apoderarse del fruto de aquel jardín.
Otro mito nos cuenta que Heracles en una ocasión hiere por error al centauro Quirón con una de sus flechas envenenadas , Quirón sufre un intenso dolor y desea morir, pero el es inmortal, así que debe de transferir su inmortalidad a alguien, Heracles propone al titán Prometeo, Quirón acepta, agradecido Prometeo por haber sido liberado y haber recibido la inmortalidad ,y que poseía el don de ver el futuro revela una antigua profecía que decía que el hijo que Zeus tuviera con Tetis seria más poderoso que el (¡!) por lo que Zeus decidió contener sus deseos sobre ella y Tetis se caso con un mortal , con Peleo (por cierto a la boda de Peleo y Tetis asistieron todas las deidades menos la discordia que no fue invitada, lo cual acabaría finalmente en la guerra de Troya ) .

Otra nota: Según la ilíada, en alguna ocasión Atena, Hera y Poseidón consiguieron atar a Zeus, en un intento por derrocarle, sin embargo Tetis llamo a Briareo, uno de los hecatónquiros , gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas para que lo auxiliara, desde entonces los dioses desistieron.

Actualización 17/01/08: Y para despejar cualquier duda definitivamente este fragmento del canto VIII de la ilíada, que nos deja bastante claro, que ningún Dios se compara con Zeus.

La aurora, de azafranado velo, se esparcía por toda la tierra, cuando Júpiter, que se complace en lanzar rayos, reunió la junta de dioses en la más alta de las muchas cumbres del Olimpo. Y así les habló, mientras ellos atentamente le escuchaban:

“¡Oídme todos, dioses y diosas, para que os manifieste lo que en el pecho mi corazón dicta! Ninguno de vosotros sea varón o hembra, se atreverá a transgredir mi mandato; mejor antes asentid todos ,á fin de que cuanto antes lleve al cabo lo que me propongo. El Dios que intente separarse de los demás y socorrer a los teucros ó á los dánaos, como yo le vea, volverá afrentosamente golpeado al Olimpo; o cogiéndole, lo arrojare al tenebroso Tártaro muy lejos, en lo más profundo del barbatro debajo de la tierra- sus puertas son de hierro, y el umbral de bronce, y su profundidad desde el Orco como del cielo á la tierra- y conocerá enseguida cuanto aventaja mi poder al de las demás deidades. Y si queréis hacer esta prueba, oh dioses para que os convenzáis. Suspended del cielo áurea cadena, asíos todos, dioses y diosas, de la misma, y no os será posible arrastrar del cielo a la tierra á Júpiter, árbitro supremo, por mucho que os fatiguéis; mas si yo me resolviese á tirar de aquella, os levantaría con la tierra y el mar, ataría un cabo de la cadena en la cumbre del olimpo, y todo quedaría en el aire. Tan superior soy á los dioses y á los hombres.
Así hablo y todos callaron, asombrados de sus palabras, pues fue con mucha la vehemencia con que se expresara.