6.9.06

El sueño

Por mansiones reales y palacios
Ronda Morfeo, transformado en hombre;
Icelón, hecho ave o fiera sierpe,
Vuela o se arrastra. Mientras cauteloso,
Tornado en árbol o en oculta roca,
Vela fantaso el sueño de los grandes,
Los otros dioses de los sueños viven
En torno de las míseras cabañas…

¿De donde vienen? ¿Hacia donde huyen
En innumera serie, cual arbustos
De prolíficos campos, como el polen
De gigantescos bosques seculares,
O como arenas de la playa Egea?
Vienen de las cavernas invisibles
Que cerca de Cimerios y en la falda
De un monte sin verdor, abre sus fauces .
¡Templo y Mansión del sueño!:
Allí es la vida sempiterna noche ;
Jamás el sol con su mirada ardiente
Pudo allí penetrar, ni el gallo altivo
Con sus arpegios de tenor anuncia
Que abre el Oriente de la divina Eos
Y Helios viene en su cuadriga de oro:
Ni el vigilante can dio alebrestado
Como toque de alarma su ladrido:
Ni el ánsar pudo, con oído grácil,
Un clamor escuchar. Todo reposa
La vida de la sombra y de la inercia;
Y si en el fondo del agua de Leteo
Corre sobre su lecho de guijarros,
Tan sólo aduerme con rumor monótono .
En el soberbio lecho se reclina
El alto dios, entre mullidas plumas
Y sobre el terso ébano que opaca
Una sombría clámide,
Mientras en impensadas actitudes
De estáticos placeres,
Cien inmóviles dioses le rodean .
¡Triste y dulce mansión! Solo en los huecos
De la erizada cratera,
Crecen adormideras y amapolas
Y plantas cabalísticas de donde
La noche toma, en el silencio augusto,
Los juegos misteriosos y letárgicos,
Que esparce luego por la tierra inerte,
Y da el placer universal :el sueño.

Duerme sobre el regazo
De la madre feliz el bello infante,
Y su blancura virginal imita
No el lavado vellón ni fresco lino,
Sino animada nieve
Como cápelo de encendida lámpara;
Su corazón ignora lo que esconde
Tras el amor la juventud voluble ;
No ha sentido el ardor del pensamiento
Ni puede conocer desde la cuna ,
Lo que habrán de ignorar sabios y estultos,
Es amado, no ama, vive y crece
A expensas de otro ser-Único santo.-
¡Ah, no le despertéis!...si despertara
Del sueño de su edad, solo os daría
Su justa maldición ¡Dejad que duerma
En el regazo tibio
De la madre feliz, el bello infante ¡…

Duerme el ardiente joven
El sueño de sus veinte primaveras;
¡Todo es color de sol:las esperanzas,
La fe, el amor,la dignidad, la gloria!
Allá divisa en la extensión sin el término
Las lides del valor,la gritería
Tumultuosa al diapasón del triunfo ;
El verbo humano derramando ingente
Fulgor en las compactas multitudes,
Y tras su luz-matrona incorruptible
De sombra hospedadora-La justicia.
Allá mira el amor llevado al colmo
Del silente y eterno sacrificio;
La mujer como lágrima celeste
Cristalizada en ideal corona,
Límpida fuente de inmortal consuelo:
Ya es la blanca Eloisa, ya es Julieta
Colgando ansiosa la flotante escala;
Ya, prodigando cánticos y flores,
Ofelia en nimbo de perenne angustia…
No conoce el dolor ni la falsía
De un amor que hace perecer bien pronto
En sus ondas letales, el olvido,
Y el crimen en sus redes invisibles…
¡Oh!¡ Dejadle que duerma
Joven feliz su primavera ardiente…!

Duerme poco el anciano, más el sueño
Reparador de su organismo, calma
La pálida visión de sus memorias.
No ve surgir –como antes
En su potente juventud solía-
La mujer hecha fuente de placeres;
La amistad vuelta misterioso halago
De personal provecho:
La religión, sibila aparatosa
De contorsiones místicas y ocultas
Garras para sangrar; la virtud frágil ,
O esclavizada al formidable vinculo
De apetitos sin termino; la Patria
Objeto y blanco de profanos ímpetus
De medro y de poder, y de poder, no cual debiera
La santa patria, culto de sus hijos;
La gloria coronando
No la causa mejor ni el mejor triunfo,
Sino el éxito audaz que preconizan
Con cruces y medallas ,
Pechos cobardes, corazones débiles
Ajenos al valor y al heroísmo ;
El pueblo, pobre carne de cañones,
Viviente combustible de tabernas,
Hecho a mirar el suelo bajo el fardo
De su propio dolor y vilipendio
O de la ajena perversión bursátil;
Y en honda tempestad, las ilusiones :
¡Parvada de palomas que no tiene
En alta mar donde plegar las alas!...
¡Ah! Dejadle que sueñe
Al traves del cerebro empobrecido,
Un más allá de vida perdurable ,
Tal como le soñó la fantasía :
¡Brincando goces e infligiendo penas!
¡Dejad que el sueño borre del anciano
La pálida visión de sus memorias…!


Duerme solo el cadáver
El sueño perdurable de la tierra;
En el crisol del cráneo obscurecido
En donde un tiempo germino la vida
En santa floración de pensamientos,
Un enjambre viviente de gusanos,
Como un pueblo viviente de ilotas,
En hervidero pútrido se mueve;
De las cuencas vacías
Surge, como mirada del abismo,
Una expresión sin luz y sin idea,
Del frontal descubierto
Un mechón de cabellos se desprende
Como vegetación de los sepulcros;
El corazón que palpitó gozoso
O doliente tal vez, pero con alma,
Hoy es infecta víscera
Como un embrión de hiel y podredumbre;
La boca humana, que alentara el verbo,
Ríe enseñando un maxilar deforme
Con una horrible mueca de vestigio…,
Y así duerme el cadáver
-Con la insensible muerte de la vida-
La vida fecundante de los otros:
Desde el microbio vil de sus entrañas,
Hasta la flor que en el altar perfuma;
Desde la mariposa-flor viviente-
Hasta el hombre: ¡La humana mariposa!
¡Dejadle, pues dormir…!que grito horrendo
De espantosa verdad no lanzaría
Al despertar y verse carcomido
¡Como despojo de irrisoria bestia!
Al ver su cuerpo, antro de gusanos
Y su divino espíritu,
Inconsútil esencia evaporada
¡Como una gota de éter impalpable!
Y que pena infernal, visión horrible,
Si el cadáver, viviente levantándose
Con su corte de larvas y de harapos,
Llegara hasta el lugar donde los suyos
Quizás en el delirio de la fiesta,
O del olvido en la egoísta calma,
¡Morirían de espanto al contemplarle!
¡Triste resurrección …!¡dejad que duerma
El cadáver tranquilo,
El sueño perdurable de la tierra!...


El cielo como un ojo de los orbes
Cierra su inmenso parpado y oculta
Su pupila de oro; el sol de ocaso;
Solo el fulgor fosforito
Del cocuyo que corta las tinieblas
Como una chispa vívida
De intermitente luz; solo el chirrido
Del grillo bajo el hueco de los surcos,
Suelen romper la obscuridad y el hondo
Silencio de la noche taciturna.
Al beso de las sombras
La flor se duerme recogida y quieta
Para morir acaso con el dia;
El arroyuelo cristalino gime
Con su murmullo triste y sempiterno,
Sin que la luz alumbre
Los invisibles genios de las aguas
Que en el silencio de la noche moran;
El aire fresco mueve resonante
Los maizales tupidos de hojas verdes,
Con sus mazorcas de rizadas crenchas;
Y en el ramaje oculto
El ruiseñor-el music sonámbulo-
Como un eco de Pan lanza sus notas,
La potente metrópoli descansa
De su diurna y loca algarabía ;
No resuenan sus calles,
Al fogoso trotar de sus corceles,
Ni l sonoro rodar de los carruajes,
Ni al grito clamoroso de las maquinas…
Todo es silencio y paz: Natura duerme
El sueño de los seres y las cosas,
El sueño universal…duerme Natura…

3 comentarios:

Ruga dijo...

Está chévere el poema, pero si está algo bastante larguillo, yo tampoco acabe... ¬¬

"El gran dictador" dijo...

verga pinche rolototota..

esa tambien es de esas rolas que te laten y quieres que te queden hacia con algun pedo, como yo?

saludo

Super Dyavlo dijo...

Esto me recordó mucho a la canción de la “sirena varada” de los Héroes del silencio en donde cuentan como la sirena es lo mejor de uno mismo y nos es varada por la realidad cuando principian las decepciones en la vida real, a lo cual; Llegamos a la conclusión de que en ocasiones los sueños son superiores a la circunstancias reales !!!