24.2.08

El libro de los seres imaginarios

Como les decía, me leí los Cuentos breves y extraordinarios de Borges y Bioy casares, y pues me he proseguido con el libro de los seres imaginarios (escrito por Borges en colaboración con Margarita Romero) por cierto que en estos libros me he encontrado con varias ficciones y criaturas que Borges incorpora en algunos de sus cuentos como por ejemplo en :Guayaquil se aprecia una versión algo corta de este relato

En uno de los cuentos que integran la serie de los Mabinogion, dos reyes enemigos juegan al ajedrez, mientras en un valle cercano sus ejércitos luchan y se destrozan. Llegan mensajeros con noticias de la batalla; los reyes no parecen oírlos e inclinados sobre el tablero de plata, mueven las piezas de oro.
Gradualmente se aclara que las vicisitudes del combate siguen las vicisitudes del juego. Hacia el atardecer, uno de los reyes derriba el tablero, porque le han dado jaque mate y poco después un jinete ensangrentado le anuncia: ‑Tu ejército huye, has perdido el reino.


Que aparece en sus relatos breves y extraordinarios.

Tambien me encontre que en el libro de los seres imaginarios hablan de losLos Lamed Wufniks, de los que escriben:


Hay en la Tierra, y hubo siempre, 36 hombres rectos cuya misión es justificar el mundo ante Dios. Son los Lamed Wufniks. No se conocen entre sí y son muy pobres. Si un hombre llega al conocimiento que es un Lamed Wufnik muere inmediatamente y hay otro, acaso en otra región del planeta que toma su lugar. Constituyen, sin sospecharlo, los secretos pilares del universo. Si no fuera por ellos Dios aniquilaría al género humano. Son nuestros salvadores y no lo saben.
Esta mística creencia de los judíos ha sido expuesta por Max Brod.
La remota raíz puede buscarse en el capítulo xviii del Génesis, donde el Señor declara que no destruirá la ciudad de Sodoma, si en ella hubiere diez hombres justos.
Los árabes tienen un personaje análogo, los Kutb.


Lo cual me recuerda este fagmento de El hombre en el umbral :

»—Es fama que no hay generación que no incluya cuatro hombres rectos que secretamente apuntalan el universo y lo justifican ante el Señor: uno de esos varones hubiera sido el juez más cabal. ¿Pero dónde encontrarlos, si andan perdidos por el mundo y anónimos y no se reconocen cuando se ven y ni ellos mismos saben el alto ministerio que cumplen?

Por cierto que la primera vez que me leí este cuento,( El hombre en el umbral) esas líneas en especial me llamaron mucho la atención, al grado de que me quede pensativo y después proseguí con el cuento, sin duda alguna eso es lo que pasa con un buen escritor de repente al leer, uno se asombra y se pierde en el pensamiento, en fin , a continuación les trascribo solo tres de los seres imaginarios de Borges, que me parecieron sumamente interesantes, entre muchos otros como el unicornio, (citando aquel encantador mito romántico) , el uroborus, el dragón, los centauros, los ictiocentauros, el golem, los trolls, las ninfas, los elfos y las salamandras, el temible basilisco que mata con la mirada, la inmensa tortuga que suele ser confundida con una isla,etc.

El Cien Cabezas

El cien cabezas es un pez creado por el karma de unas palabras, por su póstuma repercusión en el tiempo. Una de las biografías chinas del Buddha refiere que éste se encontró con unos pescadores, que tironeaban de una red. Al cabo de infinitos esfuerzos, sacaron a la orilla un enorme pez, con una cabeza de mono, otra de perro, otra de caballo, otra de zorro, otra de cerdo, otra de tigre, y así hasta el número cien. El Buddha le preguntó:
—¿No eres Kapila?
—Soy Kapila —respondieron las cien cabezas antes de morir.
El Buddha explicó a los discípulos que en una encarnación anterior, Kapila era un brahmán que se había hecho monje y que a todos había superado en la inteligencia de los textos sagrados. A veces, los compañeros se equivocaban y Kapila les decía cabeza de mono, cabeza de perro, etc. Cuando murió, el karma de esas invectivas acumuladas lo hizo renacer monstruo acuático, agobiado por todas las cabezas que había dado a sus compañeros.


La Quimera

La primera noticia de la Quimera está en el libro vi de la Ilíada. Ahí está escrito que era de linaje divino y que por delante era un león, por el medio una cabra y por el fin una serpiente; echaba fuego por la boca y la mató el hermoso Belerofonte, hijo de Glauco, según lo habían presagiado los dioses. Cabeza de león, vientre de cabra y cola de serpiente, es la interpretación más natural que admiten las palabras de Homero, pero la Teogonía de Hesíodo la describe con tres cabezas, y así está figurada en el famoso bronce de Arezzo, que data del siglo v. En la mitad del lomo está la cabeza de cabra, en una extremidad la de serpiente, en otra la de león.
En el libro vi de la Eneida reaparece «la Quimera armada de llamas»; el comentador Servio Honorato observó que, según todas las autoridades, el monstruo era originario de Licia y que en esa región hay un volcán, que lleva su nombre. La base está infestada de serpientes, en las laderas hay praderas y cabras, la cumbre exhala llamaradas y en ella tienen su guarida los leones; la Quimera sería una metáfora de esa curiosa elevación. Antes, Plutarco había sugerido que Quimera era el nombre de un capitán de aficiones piráticas, que había hecho pintar en su barco un león, una cabra y una culebra.
Estas conjeturas absurdas prueban que la Quimera ya estaba cansando a la gente. Mejor que imaginarla era traducirla en cualquier otra cosa. Era demasiado heterogénea; el león, la cabra y la serpiente (en algunos textos, el dragón) se resistían a formar un solo animal. Con el tiempo, la Quimera tiende a ser «lo quimérico»; una broma famosa de Rabelais («Si una quimera, bamboleándose en el vacío, puede comer segundas intenciones») marca muy bien la transición. La incoherente forma desaparece y la palabra queda, para significar lo imposible. Idea falsa, vana imaginación, es la definición de quimera que ahora da el diccionario.


Kraken

Entre las piezas juveniles de Tennyson, hay una dedicada al kraken. Dice, literalmente, así:

Bajos los truenos de la superficie, en las honduras del mar abismal, el kraken duerme su antiguo, no invadido sueño sin sueños. Pálidos reflejos se agitan alrededor de su oscura forma; vastas esponjas de milenario crecimiento y altura se inflan sobre él, y en lo profundo de la luz enfermiza, pulpos innumerables y enormes baten con brazos gigantescos la verdosa inmovilidad, desde secretas celdas y grutas maravillosas. Yace ahí desde siglos, y yacerá, cebándose dormido de inmensos gusanos marinos hasta que el fuego del Juicio Final caliente el abismo. Entonces, para ser visto una sola vez por hombres y por ángeles, rugiendo surgirá y morirá en la superficie.

3 comentarios:

An dijo...

Amigo Timur, no puedo menos que sorprenderme de tu trabajo :) Como siempre fuente inagotable de descubrimientos :) Muchas gracias amigo :)

JP dijo...

Timur leí tu post y me re gustó.
Veo que te gusta mucho Borges y Bioy Casares.
Un gusto realmente .
Un saludo

rubén dijo...

Apasionante bestiario.