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4.5.07

Un campeón del hispanismo

Pues yo no conozco mucho sobre la vida de José Vasconcelos pero me imagino que le encantaba la poesía de Rubén Darío , pero bueno eso es mi imaginación, como sea lo que quiero decir es que Darío compartio la preocupación del filosofo mexicano en cuanto a su preocupación por la posición de los pueblos latinoamericanos ante la expansión del poderío y la influencia de los EU en los aspectos militar ,económico y sobre todo cultural, les dejo 3 emotivos poemas en los que el nicaragünse plasmo como solo el pudo haberlo hecho no solo sus preocupaciones, con respecto al imperialismo estadounidense, sino alabanzas a la cultura latina :La salutación al optimista,Los cisnes y A Roosevelt
SALUTACION DEL OPTIMISTA

Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!
Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos
lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos;
mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;
retrocede el olvido, retrocede engañada la muerte,
se anuncia un reino nuevo, feliz sibila sueña,
y en la caja pandórica de que tantas desgracias surgieron
encontramos de súbito, talismánica, pura, riente,
cual pudiera decirla en sus versos Virgilio divino,
la divina reina de luz, ¡la celeste Esperanza!

Pálidas indolencias, desconfianzas fatales que a tumba
o a perpetuo presidio, condenasteis al noble entusiasmo,
ya veréis el salir del sol en un triunfo de liras,
mientras dos continentes, abandonados de huesos gloriosos,
del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando,
digan al orbe: la alta virtud resucita,
que a la hispana progenie hizo dueña de siglos.

Abominad la boca que predice desgracias eternas,
abominad los ojos que ven sólo zodíacos funestos,
abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres
o que la tea empuñan o la daga suicida.
Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
la inminencia de algo fatal hoy conmueve la tierra;
fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
y algo se inicia como vasto social cataclismo
sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las savias dormidas
no despierten entonces en el tronco del roble gigante
bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?
¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos
y que al alma española juzgase áptera y ciega y tullida?
No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo
ni entre momias y piedras, reina que habita el sepulcro,
la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosas,
ni la que, tras los mares en que yace sepulta la Atlántida,
tiene su coro de vástagos, altos, robustos y fuertes.

Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos:
formen todos un solo haz de energía ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros
y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,
así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
de los egregios padres que abrieron el surco prístino,
sientan los soplos agrarios de primaverales retornos
y el rumor de espigas que inició la labor triptolémica.

Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
La latina estirpe verá la gran alba futura:
en un trueno de música gloriosa, millones de labios
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
Oriente augusto, en donde todo lo cambia y renueva
la eternidad de Dios, la actividad infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros,
¡ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!

LOS CISNES


A Juan Ramón Jiménez

¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?

Yo te saludo ahora como en versos latinos
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
y en diferentes lenguas es la misma canción.

A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...
Soy un hijo de América, soy un nieto de España...
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez....

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas obscuras.

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agostan nuestras palmas,
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.

Nos predican la guerra con águilas feroces,
gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni han Alfonsos ni Nuños.

Faltos del alimento que dan las grandes cosas,
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.

La América Española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?

He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
que habéis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento una fuga de americanos potros
y el estertor postrero de un caduco león...

...Y un Cisne negro dijo: "La noche anuncia el día".
Y uno blanco: "¡La aurora es inmortal, la aurora
es inmortal !" ¡Oh tierras de sol y de armonía,
aun guarda la Esperanza la caja de Pandora!

A ROOSEVELT

Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría de llegar hasta ti, Cazador,
primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Wáshington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla español.

Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de Energía
como dicen los locos de hoy.)

Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción,
que en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant lo dijo: Las estrellas son vuestras.
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva-York.

Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del grande Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra, y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

12.4.07

Rubén Darío


Mi poeta favorito es por mucho el nicaragüense, Rubén Darío(1867-1916) El príncipe de las letras castellanas .Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento, nació un 18 de enero en la ciudad de Metagalpa, desde muy pequeño dio muestras de su gran talento, a los 13 años ya colaboraba en diversos periódicos y cobro fama como "el niño poeta".Muy joven abandono su patria en 1882 se embarco hacia el Salvador , donde tuvo cierto éxito (la celebración del centenario de nacimiento de Simón Bolívar inicio con la recitación de un poema suyo, además de su participación en otros eventos ) pero debió regresar a su país al tener que enfrentar una adversa situación económica.

Infeliz en Managua , abandona una vez más su patria en 1886 para trasladarse a Chile, donde pasa también bastantes dificultades, sin embargo gracias a la protección de sus amigos logra encontrar trabajo en el diario La Época y publicar su primer libro de poemas, en 1887 publica Azul ,libro que sirve como punto de partida para el modernismo , movimiento literario revolucionario que buscaba lograr una renovación en la literatura, aunque el éxito de esta obra no fue inmediato, al ser aclamado por el ilustre critico literario Juan Valera como un poeta y prosista de talento, Darío logro consagrarse.

A partir de entonces paso su vida en viajes de Europa a América y de América a Europa desempeñando diversos puestos diplomaticos, colaborando en diarios del viejo y del nuevo mundo, en 1896 publica otra de sus obras más importantes Prosas profanas que consolida poderosamente al modernismo en lengua castellana y en 1905 Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas su tercer gran obra maestra.

Lamentablemente el alcoholismo y los problemas economicos fueron 2 grandes constantes en su vida, que mermaron su salud, en busca de paz regresa a su patria en 1916 donde muere.

Su poesía se caracteriza por ser exótica poseer un rico , variado y delicado lenguaje, que enriquece con nombres de lugares exóticos ,personajes de la mitología griega, e incluso algunos términos ocultistas ,en su obra nos encontramos con la historia de hermosas princesas de paises lejanos y exóticos , con jardines , bosques y estanques poblados por cisnes (el símbolo por excelencia del modernismo debido a su elegancia), pavos reales y faunos , chinerias y japonerias, de eso trata el modernismo de escapar de la vulgaridad, justamente quienes critican la obra de Darío deciden atacer por se flanco, afirman que el modernismo es trivial y escapista, sin embargo digo yo si en la poesía uno no se puede escapar a refinados mundos de ensueño perdidos ,entonces ¿donde?

La temática de la obra de Darío es bastante amplia , la angustia existencial también esta presente en sus versos, como en Lo fatal:


Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!

Otra de sus principales preocupaciones fue la amenaza que suponían los Estados Unidos para la cultura hispánica en todos los sentidos , la cual hizo patente en los siguientes versos de su poema los cisnes (y en otros como en a Roosevelt ,dedicado al presidente Theodore Roosevelt)


¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?

La característica más notables de sus escritos son el ritmo y la musicalidad,por encima de todo , el mismo dijo alguna vez;
Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso además de la armonía verbal, una melodía sideral.La música es solo de la idea muchas veces.


Por ultimo les comparto uno de mis cuentos favoritos de este genio nicaragüense

La princesa vespertina

Rubén Darío

La princesa vespertina era hija del rey Bolzor, señor de las islas Opalinas. Había nacido un día melancólico y nunca salía de su palacio de plata pulida y marfil sino en la hora en que surgía en la celeste seda, el lucero de la tarde pues Vespertina era una flor crepuscular. Por eso cuando el sol brillaba en su mediodía, nadamas triste que las islas solitarias y como agitadas, más cuando llegaba la hora delicada del poniente no había alegría comparable a la de las islas: Vespertina salía, desde su infancia a recorrer sus jardines y kioscos y ¡oh adorable alegría! ¡oh alegría llena de una tristeza infinitamente sutil! Vespertina pasaba con paso de blanca sombra; delante de ella iba su galgo color de nieve; y todo era silencio armonioso a su paso por los jardines, por las alamedas hasta que ella se detenía al resplandor de la luna que aparecía a escuchar la salutación del ruiseñor que le decía:
-Princesa Vespertina, en un país remoto esta el príncipe Azur, que ha de traer a tus labios y a tu corazón las más gratas mieles. Más no te dejes encantar por el encanto del príncipe Rojo, que tiene una coraza de sol y un penacho de llamas.
Vespertina ibase a su camarín, en su palacio de plata pálida y marfil…¿A pensar en el príncipe Azur?...No…¡A pensar en el príncipe Rojo!

Y el rey Balzor dijo un día a su hija:
-Han venido dos embajadores a pedir tu mano. El uno llegó en una bruma perfumada, y dijo su mensaje acompañando las palabras con un son de viola. El otro, al llegar, ha secado los rosales del jardín, pues su caballo respiraba fuego. El uno dice: mi amo es el príncipe Azur. El otro dice: mi amo es el príncipe rojo.
-¡Por el lucero de la tarde juro que no me he de casar, padre mió sino con el príncipe rojo!-Dijo Vespertina.
Y así fue dicho al mensajero del caballo de fuego; el cual partió sonando un tan sonoro olifante, que hacia temblar los bosques.
Y días después oyese otro mayor estruendo cerca de las islas Opalinas; y se cegaron los cisnes y los pavos reales. Porque como un mar de fuego era el cortejo del Príncipe rojo;el cual tenia una coraza de sol y un penacho de llamas; tal como si fuese el sol mismo.
Y dijo: ¿Dónde esta ¡Oh rey Balzor!, tu hija la princesa Vespertina? Aquí esta mi carroza roja para llevarla a mi palacio. Y entre tanto en las islas era como el mediodía, la luz lo corroía todo, como un ácido; y del palacio de marfil y de plata pálida, salío la princesa Vespertina.

Y aconteció que no vio la faz del príncipe rojo, porque de pronto se volvió ciega, como los pavos reales y los cisnes; y al querer adelantarse a la carroza, sintió que su cuerpo fantasmal se desvaneció como un copo de nieve o un algodón de nube…Porque ella era una flor crepuscular; y porque si el sol se presenta, desaparece en el azul el lucero de la tarde

21.5.06

A Margarita Debayle

MARGARITA, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo sientoen el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar un cuento.

Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,

un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonitaMargarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: "Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:"
Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad".

Y el rey clama: "No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
Qué locura! Qué capricho!
El Señor se va a enojar".

Y dice ella: "No hubo intento:
yo me fui no sé por qué
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté".

Y el papá dice enojado:"
Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver".

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí".

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

***

Margarita, está linda la mar
,y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mi vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

(Ruben Dario)